La función catártica y terapéutica de los símbolos hunde su raíz en un remoto pasado prehumano, muy anterior al constructo del yo. Para activar los símbolos es preciso descubrirlos dentro -o debajo- de sí. La cura se hace efectiva al "traducirse" el dolor o el desequilibrio en imagen simbólica. El símbolo sutura, cicatriza el tejido psíquico dañado, mediante el tacto, el gesto; la mano escribiendo, pintando, creando, ve, contempla, descubre, sabe sin saber... Pues "el gesto es actitud interior, modificación del ánimo, disposición...
Chantal Maillard