Con el uso del espacio del patio, las niñas interiorizan como una transgresión entrar al espacio donde se está jugando al fútbol, y si reciben un pelotazo, es su culpa por haber ido hasta allí. Se ve, además, normal, que la ocupación del espacio sea de dominio estrictamente masculino y que las mujeres se queden en los espacios marginales.